Suave y sedoso, así es KIKONICO. Para Nacho es su mejor amigo, compañero de viaje y complice de sueños. Su sonrisa al verlo lo delataba. La tarde se presentó calurosa, mira que estoy acostumbrada, pero la de aquí es muy diferente. Mientras me caían gotas de sudor y luchábamos contra los mosquitos, Nacho me regalaba sus mejores sonrisas. Una rato de juegos con sus papás, su gran amigo y poco más fueron suficientes para tener bellísimas imágenes de esta gran familia.
Gracias, por confiar en mi.